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Oculta en el mar, y opacada por las islas mayores, La Graciosa permanece prácticamente inexplorada, con atisbos de civilización, pero limpia de la multitud turística que con regularidad hace presencia en las bellezas naturales de tal índole.

Esta isla es una de las más infravaloradas de Canarias, siendo la que menos  habitantes posee y la que no es considerada como un atractivo turístico principal, al existir otras islas más grandes y urbanizadas.

Sin embargo, la naturaleza de la isla es lo que la hace una de las mejores opciones  para viajar. Al no estar modificada excesivamente por la mano del hombre, La Graciosa resalta por su ambiente puro y auténtico.

Playa Francesa, La Graciosa

Guía para viajar a La Graciosa

Si lo que se busca un lugar para desconectarse unos días de la civilización, La Graciosa es la opción. Los paisajes paradisíacos y la calma de la isla son ideales para darse un respiro de la monotonía.

La Graciosa depende prácticamente en todo aspecto de Lazaronte, la cual es una isla más concurrida, que está separada por una franja oceánica de solo un kilómetro. Se encuentra dentro de la provincia de Gran Canaria. Desde esta isla se pueden observar las pequeñas proporciones de La Graciosa, que no llega ni a los 1000 habitantes.

La única forma posible de llegar a La Graciosa con rapidez, es desde la isla Lazaronte. Para ello existen diversas promociones de viajes en ferri, los cuales circulan diariamente entre las islas. 

Viajar en ferri hasta La Graciosa no lleva mucho tiempo, en menos de 30 minutos  ya se estará desembarcando. El precio para navegar los 7 kilómetros que dividen a las islas es de 13 a 20 euros aproximadamente. 

El recorrido comienza desde el puerto lanzaroteño de Órzola, donde el ferri estará disponible según los horarios  de salida, los cuales son variados. Es importante revisar con antelación qué ferris se encuentran trabajando y la hora en la que  parten, debido a que esto puede cambiar dependiendo de la época del año.

Una joya que descubrir

Al ser poco conocida, las opciones de alojamiento son bajas. Sin embargo, existen hoteles pequeños y apartamentos turísticos en alquiler, los cuales son de ayuda para los visitantes que se atreven a ir a la isla de ensueño.

En La Graciosa solo existen dos pueblos, de los cuales uno es netamente residencial, y en el otro se ofrecen distintos servicios para la población en general. En Caleta de Sebo, que es el segundo núcleo, se encuentran las ofertas de alojamiento, así como también algunos restaurantes y locales.

Cabe destacar que La Graciosa es una isla rural, con poca población y un mínimo ingreso turístico, por lo que no existen muchos establecimientos para visitar y recrearse.

La Graciosa es una joya sin descubrir, con un atractivo natural fuera de serie y un potencial que solo pocas islas poseen. La poca civilización es realmente un punto a su favor, convirtiéndola en un lugar pacifico, tranquilo e ideal para relajarse.

No es necesaria la existencia de urbanismo en esta pequeña isla, porque con su panorama fresco basta y sobra. En La Graciosa se pueden realizar todo tipo de actividades al aire libre, para así disfrutar la pureza del ambiente.

Isla La Graciosa

¿Qué hacer en La Graciosa?

Una de las opciones más relajantes y entretenidas es el paseo en bicicleta por la ruta norte de La Graciosa, siendo un recorrido circular de unos 20 kilómetros aproximadamente. 

Andar en bicicleta en la isla es una de las mejores experiencias que se puede vivir durante la estancia, ya que en La Graciosa abundan los senderos para el ciclismo. Esta es una buena manera de observar las maravillas naturales de los alrededores, y los  bellos paisajes que se forman al atardecer.

Otra excelente opción para disfrutar de la belleza de La Graciosa, es realizar una caminata por el lado sur de la isla, donde se encuentran playas vírgenes con aguas cristalinas. Al ser un lugar desconocido la contaminación es nula,  ya que no se producen aglomeraciones de turistas que puedan dañar el ecosistema a profundidad.

Las playas de La Graciosa son de las más hermosas de Canarias, destacándose por la transparencia del mar que llega a la orilla y el contraste mágico que tiene con la arena brillante, dorada a la luz del sol.

Esta isla, que ni siquiera posee asfalto en sus calles principales, sigue siendo patrimonio del Organismo Autónomo de Parques Nacionales, a pesar de encontrarse poblada. Es el destino adecuado para conectarse con la naturaleza y experimentar un viaje alejado de la ciudad. La Graciosa es, sin lugar a dudas, un paraíso como ningún otro. El respeto a la naturaleza de la isla hace que esta sea distinta a las demás, ya que se busca preservarla y no alterar de ninguna manera su estado original, viviendo en armonía con el  ambiente y las bellezas que ofrece la región.

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